Considero que todo lo que estamos aprendiendo en clases se constituye como una herramienta que podemos utilizar para el trabajo con los estudiantes en nuestra futura aula. Es el momento en que podemos aprender a utilizarlas, saber cómo funcionan, qué provecho podemos sacar de ellas, cómo aplicarlas al proceso de enseñanza aprendizaje. Podemos ejercitar con ellas, añadirlas en las prácticas profesionales, observar los procesos y los resultados, concluir acerca de cuáles son más apropiadas para uno u otro contexto, entre muchas otras opciones.
Como nueva generación de docentes, perdimos el miedo a las nuevas tecnologías, no las vemos como un enemigo desconocido, sino que más bien como un excelente aliado, como un fenómenos que nos acerca a nuestros niños, y eso nos obliga también a estar constantemente buscando y manejando nuevos recursos, nuevos programas, nuevos sitios web que además de útiles en cuando al proceso educativo, sean atractivos para los niños, que los motiven a aprender y a hacerse preguntas, a investigar más allá de lo que nosotros, como profesores, podemos mostrarles.
Creo que lo aprendido en clases es sólo el primer paso para este largo camino, uno que no sólo va a ser la alternativa innovadora que es hoy, sino que en un futuro no muy lejano, va a ser el gran recurso que profesoras y profesores vamos a tener para realizar nuestras clases.
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